La Casa del Checo



En primer lugar deberíamos matizar que no debería haberse conocido como “La Casa del Checo” sino, en todo caso, como “La Casa de la Checa”, pero eso ya lo comentaremos en seguida.




El Sr. Vicente Pavía Fabregat (ciudadano de Alcalá de Xivert nacido en torno a 1.905, por cierto un hombre de en torno a 1,90m de estatura, muy alto para la época, véase la foto junto a su mujer (a la derecha del todo, nacida en torno a 1.908-1.910), su hija, su hijo, el aya, el perro y el burro en la playa del Cargador, foto de principios de los años 30, probablemente 1.931-32), y que regaló una imagen del Niño Jesús a la Iglesia, construyó esa casa en el linde entre la Playa del Cargador y la Romana (frente al Roquer Martí) en los años 1.928-29, justo al nacer su hija Beatriz, fruto de su matrimonio con la Sra. Elisabeth, de origen checo (por eso decíamos al principio de la entrada que la casa debió haberse llamado “La Casa de la Checa”, de hecho hay gente que la llamaba así, más que “La Casa del Checo”, nombre por el que es más famosa), a la que había conocido en uno de sus múltiples viajes a Europa, ya que el Sr. Pavía era un emprendedor/negociante/comerciante, pionero en la época en estas lides, que había creado un negocio de Import/Export con un socio de Logroño, muy próspero y fecundo, lo que le permitió amasar una buena fortuna con la cual construir esta casa (se trataba de una casa de dos plantas, de mucha alcurnia, con 2 habitaciones arriba y otras 2 abajo, aparte de cocina, salón, comedor, terraza, sótano, un gran paseo de adelfas exterior, garaje, y un gran baño en cada una de las dos plantas, con una gran escalera que llevaba de una planta a la otra, que el que aquí escribe recuerda perfectamente por haber jugado en ella en los años 70, con la casa totalmente en ruinas pero la escalera prácticamente intacta y en perfecto estado de conservación).Era la única de todo Alcossebre que tenía instalación eléctrica (con cableado) y tuberías de plomo. Detrás todo eran campos de almendros y huertas.

La casa estaba construida con materiales de alta gama, los mejores de la época (baños de mármol, pomos de las puertas del mejor acero del mercado, grifos de primera calidad, baldosas de primer nivel, etc., la mayoría de ellos probablemente procedentes de Europa, gracias a su negocio I/E).



 
En el año 1.936, con la Guerra Civil, el Sr. Pavía es “llamado a filas”, y ahí se le pierde la pista (algunas fuentes indican que huyó, otras que sí que se alistó y murió en la guerra, la realidad es que nadie sabe a ciencia cierta qué fue exactamente lo que pasó con él a partir de entonces, nadie volvió a verlo ni a saber de él..). Su mujer y su hija emigran al país de la madre (Checoslovaquia, entonces, de hecho no sabemos su ciudad natal, por lo que hoy día podría ser que fuese checa o eslovaca).
Durante la guerra, un Coronel de Franco, de origen marroquí, se instala con un amplio retén de soldados en la casa, ocupándola por completo (en la guerra el término “okupa” parece que no existía), de la que continuamente entran y salen soldados portando noticias sobre los pormenores de la guerra; al parecer se trata de un contingente importante, y de un enclave estratégico del bando Nacional, ya que, sobre todo en la parte final de la misma (año 1.939), en esta zona se libraron las ultimas batallas de la guerra. El Sr. Antonio Ucedo (de los Ucedo-Babiloni), narra que en una ocasión, estuvo en la Casa del Checo hablando con dicho Coronel, ya que les habían requisado material -entre éste, un coche-, y quería que se lo devolviesen, y recuerda perfectamente las dificultades para poder mantener una conversación normal con él, ya que ésta se interrumpía continuamente porque no paraba de ir recibiendo pasrtes vía tele comunicador.

Con la finalización de la contienda, y con el Sr. Pavía, como comentado, desaparecido “para siempre”, su mujer (Elisabeth) y su hija (Beatriz) regresan a Alcocebre para tomar posesión de nuevo de su casa y sus terrenos, instalándose finalmente en ella, siendo legítimamente reconocidas como sus reales propietarias.
No consta que tras el paso de los soldados por ella, y la Guerra Civil en general la casa hubiera sufrido percance alguno, al parecer estaba intacta, tal y como ellas la dejaron al irse.
Nada más instalarse, y al no tener medios de subsistencia (parece ser que la casa y el terreno era lo único que poseían), decidieron alquilar la planta superior (las dos habitaciones y el baño) a los veraneantes de la época que lo deseasen (tal fue el caso de los Sres. Roda, que, a principios de los años 40, se cree que los veranos de los años 39 y 44, las alquilaron, antes de construirse su propia vivienda, Villa Montse, en lo que antes había sido el primer hotel de Alcocebre, el Hotel Sevilla, y Sr. Revenga).
Independientemente del tema de las habitaciones, y a la vista de que dicha fuente de ingresos no era aún suficiente para ellas, decidieron también utilizar la parte exterior a modo de restaurante, con veladores, sirviendo comidas y cenas y, sobre todo, realizando fiestas (verbenas) por las noches, a las que solía acudir mucha gente (los jóvenes solían ir por los alrededores de la zona y situarse en las dunas adyacentes para escuchar la música). Tal fue el renombre que cogieron esas verbenas, que incluso la sociedad ALCOCEBRE S.L., que, entre otras cosas, había fletado un Autobús (“por así llamarle”, véase la foto, realmente se trataba de un coche grande) para ir de Alcalá de Chivert a Alcocebre y viceversa, autobús que inicialmente finalizaba su recorrido en lo que posteriormente fue Montemar (desde 1.947, cuando se inauguró), decidió alargarlo y llegar hasta la Casa del Checo (recorría toda la playa de lado a lado, pasando por delante de la casa de los Sres. García-Petit) para dejar allí a los “invitados”.



Sin embargo, con la aparición del propio Montemar, en el que pronto empezaron a hacerse también verbenas (“competencia”), las fiestas de la Casa del Checo vinieron a menos, a tal punto que prácticamente desaparecieron y el bus incluso dejó de llegar hasta allí.
Ante tal situación, y viendo claramente menguados sus ingresos (estamos a finales de los años 40), ambas mujeres decidieron emprender nuevas actividades para paliar ese déficit de ingresos, a la vez que hipotecaban la mitad de la casa a una Sra. (la "Cacaya") que les concedió un préstamo (de importe desconocido) con dicha garantía hipotecaria.
Beatriz, la hija, era muy guapa y tenía mucho éxito con los hombres, llegando a tener un “sonoro romance” con el Sargento de la Guardia Civil de la época.
Al parecer, los primeros años las dos mujeres pudieron ir haciendo frente a la devolución del préstamo (durante esos años Joaquín Martí –que contaba con 3-4 años por entonces, nacido en 1.946, jugaba por toda la casa, ya que había entablado amistad con la hija, Beatriz, 17 años mayor que él), pero llegó un momento en que empezaron a fallar en los pagos, ya que la economía parece que les empeoró, adquiriendo por tanto la prestamista el derecho de ejecutar la hipoteca sobre la casa; ante tal situación, a principios de los años 50 (creemos que fue en 1.951-52, aprox.), las dos mujeres decidieron “cortar por lo sano” y, una buena noche, desmantelaron la casa por completo, llevándose grifos, muebles, objetos decorativos y todo cuanto de valor pudieron encontrar, desapareciendo esa misma noche para siempre (al menos Elisabeth, ya que Beatriz, la hija, aparecería de nuevo unos 40 años después para vender el terreno, con su madre ya fallecida). En los días sucesivos, y ya con la casa “medio en ruinas”, se produjeron actos de vandalismo por parte de numerosas personas que decidieron apropiarse de todo el resto de objetos de valor que las mujeres no habían podido llevarse (tales como las propias baldosas del suelo, algunas de las cuales se sabe dónde están en estos momentos pero nuestra fuente de información no nos permite revelarlo).

En conclusión, la Casa estuvo “en pie” poco más de 20 años, unos 23 (1.928/29 a 1.951/52), pero queda claro que “dio para mucho” en su corta vida..
Las lluvias y los temporales de los 20-30 años siguientes hicieron el resto, por lo que la Casa del Checo (o de la Checa) llegó en las condiciones que la vemos en la foto adjunta a los años 70-80, cuando los chiquillos jugábamos en sus ruinas (en los 90 fue demolida por completo).
Y hasta aquí la apasionante historia de la “Casa del Checo/ de la Checa”.



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