VILLA BABILONI
Villa
Babiloni se encuentra situada en uno de los lugares privilegiados de
Alcocebre, entre las playas del Cargador y Romana, y lo aquí narrado
procede de las dos entrevistas concedidas por la familia,
concretamente:
-
Dña. Rosa Babiloni Fabregat, nacida en 1.931
-
D.
Antonio Ucedo padre,
nacido
en 1.924, D.
Antonio Ucedo Babiloni, (hijo),
D. Santiago Ucedo Babiloni y más tarde D. José Ucedo Babiloni
(Villa Luisa)
Dña.
Rosa Babiloni Fabregat es hija de D. José Babiloni Soriano y Dña.
Dolores Fabregat Godes, Para los que conocen a la familia, comentar
que D. José Babiloni es tío abuelo del marido de Lolita Bru, Sra.
que nos ha proporcionado mucha información para este Blog.
En
una posterior entrada se hablará de Villa
Luisa,
al ser ésta casi coetánea de Villa Babiloni y pertenecer a la misma
familia (fruto del matrimonio contraído entre el Sr. Antonio Ucedo y
la Sra. Isabel Babiloni).
Esta
Villa (casa y terrenos adjuntos) del SXIX -como pasa con tantas otras
Villas de Alcocebre, no se ha podido precisar el año exacto de su
construcción-, es adquirida por D. José Babiloni Soriano a la
familia Albuquerque (de Madrid), la cual, según nos cuentan los
entrevistados (propietarios de la casa desde 1941), venía en tren
desde Madrid hasta Castellón y allí alquilaba carruajes para venir
hasta Alcocebre y llegar hasta la Villa.
Después
de reformar la casa, y construir la actual terraza, vienen
definitivamente a disfrutar su primer verano en el año 1942, pasando
tres meses en verano y volviendo en Pascua, estancias que se siguen
haciendo a día de hoy. Los primeros veranos, la casa se usaba, como
era habitual en la época, como una “casa para tomar el baño”, y
bajaban a la playa con el bañador, el albornoz y las zapatillas.
Mención
especial merece la terraza de la Villa, que es la envidia de
cualquiera que como nosotros, haya tenido la suerte de disfrutarla,
aunque sólo fuera durante el rato que duraron las entrevistas.
En
aquellos años era muy poca la gente que tenía casa o habitaba en
esa zona, nos cuentan que como “vecinos” tenían entre otras a la
familia Llorens, la familia Peraire (Villa Peraire, frente a la Playa
Romana) y la familia Pavía (“Casa del Checo”, de la que ya hemos
hablado en la primera entrada del blog).
La
Villa tenia una gran extensión de terreno, terrenos en los que sólo
se podían cultivar determinados productos por su proximidad al mar,
tales como guisantes, habas, etc., que cultivaban tanto para para
consumo propio como para su venta.
Como
caseros de la Villa (“masoveros”, término que se usa para
definir a las personas encargadas de mantener las Villas y sus
tierras) estaban D. Gabriel Martí (“el Cigró”, ya que aquí
todas las familias tenían un mote/apodo/sobrenombre) que era el
abuelo de Chimo (el de Montemar, el “Cigronet”) y su hermana
“Pascualeta” (que también lo eran de la vecina Casa del Checo,
era habitual que los masoveros de una Villa o finca lo fueran de
varias a la vez) y ambos se encargaban también de cuidar de los
cultivos de la finca.
Al
final de la playa Romana, en los terrenos donde se encuentra
actualmente “Hábitat”, estaba la “Era”, donde se llevaban
los demás cultivos de la familia Babiloni (los que no se podían
cultivar en los terrenos de la Villa, por su proximidad al mar,
básicamente cereales..). Nos cuentan que un caballo arrastraba el
apero de labranza para chafar la cosecha, y más de una vez Dña.
Rosa Babiloni y sus amigas se tenían que subir a lomos del caballo,
o sobre el apero, para hacer más peso y facilitar así la labranza.
Al
igual que el resto de familias, en aquella época (años 40-50) la
iluminación era a base del ya famoso “Petromax”, con fanales
para la terraza; tampoco tenían agua corriente (potable), y el agua
para consumo era la que recogían de la lluvia, agua que se
almacenaba en las cisternas (pozos) que a día de hoy aún existen
dentro de la Villa (una dentro de la casa, para consumo propio, y
otra fuera, que usaban Pascualeta y la Guardia Civil para beber).
Cada habitación tenía un lavabo con un espejo y un cubo (jofaina),
que se usaba para el aseo personal diario, y el agua restante se
usaba para fregar, es decir, lo que en las grandes ciudades se había
hecho en los SXVIII – SXIX.
En
la parte posterior de la casa había una noria, y de ella salían
regueros de agua con los que se regaban las dos fincas (la propia
Villa Babiloni y la Casa del Checo).
La
terraza está desde el principio, pero la techumbre se hizo con
posterioridad porque el agua de la lluvia se filtraba por las
maderas.
Junto
a la actual Villa Babiloni, antiguamente los Sres. Albuquerque (se
supone que fueron ellos) construyeron otra casa para el servicio (los
masoveros), a finales del SXIX, casa que a día de hoy ya no existe.
En
aquella época era difícil tener un ajuar (cubertería, mantas,
etc.) por duplicado, y no tenían más remedio que traerse el que
tenían en su ciudad de origen, y lo mismo pasaba con la carne (en
Alcocebre no había prácticamente ganado en aquella época), que
también optaban por traérsela (gallinas, patos, etc.) para no tener
que llevar una dieta totalmente “vegetariana”.
En
su juventud (años 40-50), Dña. Rosa y sus amigos jugaban en las
dunas que habían en el “Roquer Martí”, justo frente a Villa
Babiloni, dunas de tamaño considerable (que se intentan regenerar
hoy en día) y que llegaban a penetrar dentro de la finca; jugaban al
escondite, a tirarse rodando arena abajo o al “Disparate” (más
conocido en nuestra época como “El teléfono Estropeado”) y como
compañeros de juegos tenían a miembros de familias muy conocidas de
Alcocebre tales como los Reali, Montoya, Cardona, Climent, Cucala,
Llorens, Peraire, Muñoz, Mendoza y García Franco.
En Villa
Babiloni, como en la mayoría de Villas de la época, se celebraban fiestas
con baile (los invitados más usuales eran los Casanova, entre
otros).
Como
anécdota comentar que, en aquella época, sólo había dos “barcos
de paseo” en todo Alcocebre, precisamente de las familias Casanova
y Ucedo-Babiloni, que se iban cruzando constantemente frente a la
costa.
Las
rocas frente a Villa
Babiloni, conocidas comúnmente como el “Roquer Martí”,
fueron una zona de pesca con caña muy famosa desde los años 30
hasta los 60, de hecho aún queda algún hierro de los que se
pusieron en aquella época; como en Pascua había menos agua (bajaba
el nivel del mar), Ángel Rovira clavó con cemento algunas de
aquellas barras de hierro y puso unos tablones de madera para poder
entrar en el mar, y allí se reunía la gente para pescar con sus
caballetes y cañas de pesca de bambú. Según el tipo de pesca que
quería realizar cada uno, utilizaba un tipo de material u otro
(p.e., el “dorado” –tipo de pescado muy habitual en la época-
tiene dientes y, por tanto, el final del hilo era un alambre de
metal, ya que si no el pez hubiese podido cortarlo). Todos pescaban
de todo, pero cada uno tenía su “especialidad”.
En
los años 40-50, la trashumancia era algo común por estas tierras,
bajando ganado bravo (toros de lidia) desde Sta. Magdalena de Pulpis
pasando por Alcocebre, justo por delante de su Villa (no había un
“camino como tal”, era “campo a través”), e incluso hay una
foto de su padre dando de comer a un morlaco a través de la valla;
en una ocasión se escapó un toro bravo y apareció pastando dentro
de la propia Villa. Como apunte decir que a día de hoy existe una
“Vía pecuaria” que va desde Torreblanca hasta Peñíscola.
En
los años 50 los carabineros que patrullaban la zona entraban en su
propiedad con permiso de sus propietarios, subiendo las escaleras de
la casa y sentándose en la terraza porque decían que desde ahí se
vigilaba todo mucho mejor, cosa que no es de extrañar dadas las
maravillosas vistas que tiene la Villa. Se dejaban los partes de una
patrulla a otra en las propias oquedades de la casa. Posteriormente,
ya en los años 60, los carabineros patrullaban con sus propias motos
(“Mobylettes”) y “sólo” se les pagaba la gasolina de los
vehículos. Se comunicaban las novedades desde la distancia con
linternas y “código morse”, por eso estaba prohibido que la
gente “de a pie” encendiesen las linternas a partir de una
determinada hora.
Como
anécdota cabe destacar, en palabras de Dña. Lolita Bru, que D.
Antonio Ucedo y Dña. Isabel Babiloni, que se conocieron en 1946-47
en Alcocebre, eran dos “guapazos de película” (parecían dos
actores de Hollywood), y que el padre de Isabel (D. José Babiloni),
los “vigilaba muy de cerca” antes de casarse (a principios de los
50), algo muy común en aquellos tiempos.
Yo he estado en esa casa.Hoy en día aún soy amiga de los descendientes. Mi abuelo Joaquín , también los conoció.
ResponderEliminarQue casa tan bonita, espero que se proteja siempre .Es un icono de Alcossebre.
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